*Monólogo escrito en abril de 2005.
Ejercicio de periodismo de inmersión.
Mona, ¿cómo estás? Yo bien. Pero no también como tú. Por favor, me le dice a sus padres que felicitaciones, porque usté sí quedó muy bien hechecita. A dos mil pesos. Usté me da el nombre y yo le escribo el nombre que usté desee en el grano de arroz. El nombre suyo, una fecha, un mensaje. Los que ustedesee. Le obsequiamos la cadenita.
Mi nombre es Carlos Andrés López Celis. Soy de aquí, de Bogotá. Sí, claro. No es que se me haya pegado el acento paisa. No, no es eso. Lo que pasa es que toda mi familia es de allá, de Medellín. Y demás que yo he vivido mucho allá. A mí, que no me gusta vivir es por el frío. Pues, cuando empieza a llover, me voy a jugar billar, a distraer un tintico, a pasar el tiempo. ¿Cómo? ¿Que a usté no le gustaría?...
¿Qué si me gusta Bogotá? ¿La verdá? Sí y no… A dos mil pesos, señora y le obsequiamos la cadenita. Lo rico aquí de Bogotá es que, por ejemplo, Bogotá es muy rico porque tiene muchas partes donde ir. Lo único maluco son las mujeres de aquí y la inseguridad. Primero, porque las mujeres no son muy bonitas en Bogotá. Y las que son muy bonitas, uno cualquier piropo, cualquier gesto que uno les eche, son maleducadas. Usté perfectamente le conversa a cualquier pelaíta, de acuerdo a lo que uno le diga. En cambio aquí no. Se nota la inseguridad. Aquí uno no puede decir nada, porque ya lo…
Esto lo hago desde el colegio. Yo escribía los pasteles en el pupitre y nunca me pillaron. Pero aparte de esto, me gustaría tener muchos hijos. ¿Cómo cuántos? Yo no sé… Con varias, mejor dicho. No, de verdá. ¿A mí lo que me gustaría hacer en la vida? Viajar no porque, la verdá, ya me conozco Colombia y Venezuela al derecho y al revés. Yo ya he viajado a varias partes con esto. Ya me conozco a Colombia y varios países, ‘tonces no me preocupo. Ya estoy cansa’o de viajar. Aquí en Bogotá llevo mes y medio. Yo antes me la pasaba era viajando de un lado pa’otro. Yo conozco tttodddo. Igualmente, me cansé de eso y pues, decidí quedarme estable y decidí quedarme quieto.
Este arrocito apenas yo lo terminé de hacer. Pero lo voltiaron, porque como usté se puede dar de cuenta el arroz prácticamente se queda pegado. Pero eso no tiene problemas, de todas maneras. Igualmente se despega y le queda ahí quietico, con la tapita para que no se le vaya a zafar, pues cuando se le dañe. Bien pueda joven. Odsérvelo. Usté me da el nombre y yo le escribo el nombre en un granito de arroz. El nombre suyo, una fecha, un mensaje, una oración.
No, no es difícil encontrar el sitio, aquí en la séttima con trece. Lo que pasa es que la gente aquí en Bogotá es muy resabiada, no sirve pa’ nada. Pa’ nada. Gracias a Dios yo no vivo aquí en Bogotá. La gente de aquí de Bogotá siempre da órdenes. La gente de aquí de Bogotá no sirve pa’nada. Uno llega aquí y uno parquiao a trabajar, ¿cierto? Y la gente le pone bandeja, le pone peros: ah, ah, qué tal, qué tal vaina. Ahí dentro señor, bien pueda odsérvelo. Aquí dentro está el granito de arroz marcado con el nombre que ustedesee.
Pero como igualmente uno no es un culicagao para que nadie le venga a trabajar la sicología a uno. Pero entonces uno sí trabaja. A dos mil pesos. Uno sabe que esto no es de nadie. De aquí al día de mañana que a mí me venga a decir un policía, eso sí es muy diferente. Que me venga alguien con ley, ya es diferente. Pero que otra persona que no tenga ley no tiene derecho a decirle a uno nada. Yo no he tenido problemas con la ley. Nooo, para nada. Nooo, esos manes antes son más frescos conmigo que… Todos me compran. Esos son los que más me conocen a mí ya.
De Bogotá me gustan todos los sitios. Todo. De Bogotá lo que me ha seducido es que tiene unas partes muy ricas, muy deliciosas para ir. Por ejemplo lo rico de pasear, de tantos cinemas que hay. Así uno tenga divididas, así uno no pueda esto. Pero la costumbre es lo rico. Salir con la pareja, salir con una amiguita, ¿cierto? Que rico eso. Las discotecas de aquí son muy deliciosas y yo estoy al día de todas las películas.
Esta es una esquina chévere. La hora muerta no es tanto, porque si usté se pone a mirar, yo, de las tres a las cuatro, al menos me hago treinta mil pesos o veinte mil pesos. Sí, al menos me hago eso. Pero como usté se puede dar de cuenta, al medio día yo era preocupa’o haciendo, haciendo y haciendo. Pero es muy diferente porque en esta hora casi no. Al día me hago pa’l fresco. Sííí… Pa’l fresco.
Carrera 7a con calle 13 en Bogotá |
Me gustaría salir de Colombia. Uno sabe muchas cosas en la vida. Yo sé manejar, sé computación. Uno sabe muchas cosas de la vida. Me gustaría irme pa’ España. Muy rico. Mi hermana vive allá y ella la pasa muy rico allá. Ella lleva más o menos año y medio allá. ¿Qué si me animo a irme? Sí, a mi me gustaría irme. Ento’es, ¿qué hago? Es que el marido es de allá, es muy diferente. El marido le ayudó ¿sí me entiende? Pero igualmente uno algo que tiene que tener muy en cuenta: con la familia no hay que tener negocios. Tener negocios con la familia es lo peor que uno puede hacer en la vida.
¿Y mi hermano? No está aquí, está en Medellín. Pero no haciendo lo mismo. Nooo… es que nosotros trabajamos con esto, sí, porque es lo que más nos gusta trabajar. Pero además que nosotros trabajamos con cualquier cantidad de produttos. De estos buzos que yo tengo yo los vendí también. Yo vendí relojes. Sí, yo soy todo un comerciante. Yo hasta he tenido local y todo. Tengo hasta cámara de comercio y todo. Igualmente estoy debiendo ya como tres o cuatro años cámara de comercio, no la he pagado.
Anteriormente era muy vago. Porque usté sabe que uno llega a cualquier parte y la gente prácticamente, desde que uno sepa esspresarse, sepa dentrar a la persona, uno cae muy bien en toda parte. Y eso es lo que lo convida a uno a la vagancia, en qué sentido, en que la gente le dice a uno “bue… vamos a rumbiar”; uno se va a rumbiar. Y uno tiene que salir dispuesto a mucho.
Donde yo llego me conocen. Yo llevo mucho tiempo andando. Yo ya soy viejo, claro, 27 años. Prátticamente a la parte que yo llego uno ya conoce a alguien. Por ejemplo usté se pone a viajar mucho, se pone a relacionarse mucho con la demás gente, y desde que usté quede bien en toda parte. Lo importante de todo es que uno con los demás no tiene que tener problemas. Uno con nadie tiene que buscar problemas, ser compartidario con toda la gente. Esa es la relación que yo veo de la vida. Uno en la vida tiene que saber llevar la gente muy bien. Con la sinceridad y en cualquier parte cada día.
Bien pueda pues, odsérvelo. La idea es muy sencilla, póngale pues cuida’o. Usté me da el nombre y yo le escribo el nombre que ustedesee. El nombre suyo, el de su pareja, una fecha, un mensaje, una oración. Cuando la gente viene no me creen. Creen que soy mentiroso o loco. Pero es que yo le digo muy bien a la gente hoy no es el día de los inocentes, no vayan a creer que soy mentiroso ni loco. Es verdad, venga y lo odserva.
La gente es muy agradecida. El que más me acuerdo yo es de un señor que me dio por un arrocito veinticinco mil pesos. Demás que fue allá en Medellín, demás que fue allá. El señor me dijo hágame estos nombres; me dio siete nombres. Yo le escribí los siete nombres y me dijo cuánto vale eso y yo le dije, ah no, déme cinco mil pesos. Ahí estábamos conversando y todo y me dijo, no, tome veinte mil pesos más. Yo salí cuando daban el programa "No me lo cambie". Entonces escribí el abecedario y los números primarios. Y ahí no más me dieron cincuenta mil pesos. Pa’ mi, que me estafaron.
Me iba mejor como antes estaba. Antes yo tenía un plantecito que en platica valía diez, doce millones. Yo vendía relojes, platería, juguetería. De todo yo vendía. Pero igualmente el tener un local le da a uno mucho crédito y eso fue lo que me dañó a mí. Que yo veía el local muy bien surtido, muy bien, pero las deudas iban subiendo. Igualmente yo tenía el local en una parte pues, en una parte donde la vida fuera del todo muy barata. Lo tenía por allá en Cartagena del Chairá. Por allá todo es muy caro. Porque, por ejemplo, una cerveza vale dos mil quinientos. Todo es muy caro, por ser una zona cocalera. Entonces me tocó rematar todo. Me tocó vender todo, pagar más bien y ya.
Sin compromiso que aquí no cobramos por mirar. Venga lo aprecia. El nombre suyo, una fecha, un mensaje. Claro que sí. Y la novedá es el precio joven: por tan sólo dos mil pesos y le regalamos la cadenita. Ya ustedes saben que el arroz siempre prospera abundancia; por eso cuando la gente se casa le echan arrocito. Claro que si cuando usté se llega a casar le echan fríjoles es porque se casó con una garra y ese ya no es problema mío. Bien pueda lo aprecia gordita, bien pueda mírelo. Bien pueda lo odserva. Véalo niña. Vaya y se lo muestra a ellos. En un granito de arroz se le marca el nombre. Bien pueda amor. Aprécielo joven. Dos minutos me demoro. Para que no crea que es mentira.
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