Uno de los aprendizajes más fascinantes que se adquieren al vivir en China son sus códigos culturales, sobre los cuales se fundamenta su sociedad. A medida que uno va abriendo la mente y va dejando el rasero occidental de lado para evitar los juicios de valor, se da cuenta que los chinos son mucho más complejos de lo que uno cree; y que todas sus actuaciones, públicas y privadas, tienen una razón de ser muy poderosa.
Uno de esos códigos es el de "Perder Cara", o en chino Mianzi (léase Mian-Tsí). Como explica Jesús Rosas en su blog, el concepto de *cara* hace referencia "a la imagen relacionada con la dignidad y el prestigio que tiene la gente en su círculo social. Es la identidad de la persona basada en la opinión de los demás. El qué piensa la gente de uno es extremadamente importante en la cultura china y por lo tanto se debe hacer todo lo posible por mantener este rostro o mianzi en alto".
Uno de esos códigos es el de "Perder Cara", o en chino Mianzi (léase Mian-Tsí). Como explica Jesús Rosas en su blog, el concepto de *cara* hace referencia "a la imagen relacionada con la dignidad y el prestigio que tiene la gente en su círculo social. Es la identidad de la persona basada en la opinión de los demás. El qué piensa la gente de uno es extremadamente importante en la cultura china y por lo tanto se debe hacer todo lo posible por mantener este rostro o mianzi en alto".
Jack Ma, el hombre más rico de China, con cara de poco Mianzi (Fuente: https://www.ambito.com/jack-ma-ceo-alibaba-y-hombre-mas-rico-china-se-afilio-al-partido-comunista-n5001845:) |
Una de las tantas maneras en las que los chinos evitan perder cara es ocultando una mentira o no reconocer que desconocen algo; y que, por tanto, no pueden quedar en evidencia ante el otro, mucho menos si es una persona de mayor rango social o un extranjero.
El ejemplo típico de esto es cuando un occidental está en China y necesita ir del punto A a un punto B; y como desconoce la ruta y no entiende los caracteres chinos, obviamente tratará de pedirle ayuda a un local. En el mejor de los casos, el personaje tendrá la mejor voluntad de ayudarlo, pero no necesariamente tiene la claridad para guiarlo. Pero como el chino evitará "perder cara" con el extranjero, le dirá cualquier cosa para no dejar en evidencia su ignorancia geográfica. Y así, con muchas cosas de la vida cotidiana.
El Mianzi es un término amplio, que se puede extrapolar a otras situaciones de la vida social, que están basadas en las conexiones de la palabra ofrecida y la confianza puesta tanto en las relaciones cercanas como en la esfera de los negocios o en la política. Se da, ante todo, cuando alguien promete algo que sabe que no lo va a llevar a cabo, pero dice SÍ aún cuando la realidad sea diferente y la voluntad no se cumpla. O porque no puede, o porque no quiere. Pero de cualquier manera evitará perder cara.
El Mianzi Chibchombiano
El ejemplo típico de esto es cuando un occidental está en China y necesita ir del punto A a un punto B; y como desconoce la ruta y no entiende los caracteres chinos, obviamente tratará de pedirle ayuda a un local. En el mejor de los casos, el personaje tendrá la mejor voluntad de ayudarlo, pero no necesariamente tiene la claridad para guiarlo. Pero como el chino evitará "perder cara" con el extranjero, le dirá cualquier cosa para no dejar en evidencia su ignorancia geográfica. Y así, con muchas cosas de la vida cotidiana.
El Mianzi es un término amplio, que se puede extrapolar a otras situaciones de la vida social, que están basadas en las conexiones de la palabra ofrecida y la confianza puesta tanto en las relaciones cercanas como en la esfera de los negocios o en la política. Se da, ante todo, cuando alguien promete algo que sabe que no lo va a llevar a cabo, pero dice SÍ aún cuando la realidad sea diferente y la voluntad no se cumpla. O porque no puede, o porque no quiere. Pero de cualquier manera evitará perder cara.
El Mianzi Chibchombiano
Tomo este elaborado concepto chino para aterrizarlo en tierras colombianas, porque creo que se ajusta bien para describir algunos comportamientos que hacen parte de nuestra realidad social, aunque nos cueste admitirlo.
Aún sin aceptarlo, hay una característica muy colombiana que es la de decir SÍ, porque a la gente le da pena decir que NO. Y en eso, aunque no lo crea, nos parecemos mucho a los chinos.
En nuestra vida como país pseudo-democrático -y justamente ahora, que estamos a escasos meses de elegir nuevos Alcaldes y Gobernadores en las regiones- le exigimos a los candidatos que sean honestos y directos; que no dejen en letra muerta sus promesas de campaña y que cumplan con su palabra. Como corresponde.
Pero no hacemos la conexión entre exigir el cumplimento de las promesas de sus líderes y cumplirle a nuestros semejantes, a los que les hemos ofrecido algo, cualquier cosa, pero que sabemos que no lo vamos a llevar a cabo. Exigimos que esos candidatos sean tan correctos, transparentes y proactivos; pero no entendemos que la confianza se construye en la promesa hecha con nuestros mismos familiares y amigos. En cumplir con esas expectativas generadas a otros. En "conservar la cara".
Aún sin aceptarlo, hay una característica muy colombiana que es la de decir SÍ, porque a la gente le da pena decir que NO. Y en eso, aunque no lo crea, nos parecemos mucho a los chinos.
En nuestra vida como país pseudo-democrático -y justamente ahora, que estamos a escasos meses de elegir nuevos Alcaldes y Gobernadores en las regiones- le exigimos a los candidatos que sean honestos y directos; que no dejen en letra muerta sus promesas de campaña y que cumplan con su palabra. Como corresponde.
Pero no hacemos la conexión entre exigir el cumplimento de las promesas de sus líderes y cumplirle a nuestros semejantes, a los que les hemos ofrecido algo, cualquier cosa, pero que sabemos que no lo vamos a llevar a cabo. Exigimos que esos candidatos sean tan correctos, transparentes y proactivos; pero no entendemos que la confianza se construye en la promesa hecha con nuestros mismos familiares y amigos. En cumplir con esas expectativas generadas a otros. En "conservar la cara".
En la vida real, en las relaciones interpersonales de todo tipo, no somos capaces de sostener lo que le ofrecemos al otro. En mi círculo cercano, de confianza y cariño, he visto tristemente una y otra vez las promesas incumplidas y en desconocimiento a la palabra empeñada. Obviamente eso genera antipatías y distanciamientos. Desconfianzas y malentendidos.
Como bien "sobreactuados" que somos los colombianos, ofrecemos hasta el riñón, pero no logramos siquiera prestar un hombro para llorar. Sin parpadear, prometemos una ayuda activa para conseguirle trabajo a un pana jodido, pero nos da locha “quemarnos” haciendo ese favor.
Utilizamos casi a diario la expresión “¿cuándo almorzamos?”, pero no tenemos la mínima intención ni de invitar a un tinto de greca. Y así: nos hacemos los pendejos, porque no somos valientes para mantener lo que dijimos; y tampoco para sincerarnos y asumir de frente que no haremos lo que dijimos, y no perder nuestro Mianzi chibchombiano. (Ojo, no me estoy refiriendo al tema de prestar plata, que es un asunto delicado pero bien diferente).
Utilizamos casi a diario la expresión “¿cuándo almorzamos?”, pero no tenemos la mínima intención ni de invitar a un tinto de greca. Y así: nos hacemos los pendejos, porque no somos valientes para mantener lo que dijimos; y tampoco para sincerarnos y asumir de frente que no haremos lo que dijimos, y no perder nuestro Mianzi chibchombiano. (Ojo, no me estoy refiriendo al tema de prestar plata, que es un asunto delicado pero bien diferente).
Para los que se preocupan tanto diciendo que “qué país le dejamos a nuestros hijos”, pues bueno: enseñen a cumplir la palabra. Y si no lo va a hacer, mejor ni lo diga. Como dicen los gringos: “show, don’t tell”. O como dijo Woody Allen en una de mis frases favoritas:
Estoy segura que, al que le parece exagerado esto, tampoco le gusta que le incumplan con lo que le prometieron. Por si no quiere o le da pereza hacer algo, dígalo. Como dice el muy acertado dicho colombiano: “mejor colorado una vez, que descolorido toda la vida”.