¡新年快乐!
¡Xinian Kuai Le!
¡Feliz Año Nuevo!
Quiero abrir el 2019 en este blog, celebrando con ustedes la llegada de un nuevo año.
No el del 31 de diciembre, de ferias y fiestas occidentales. Hoy empieza un nuevo ciclo, el verdadero inicio que se celebra al otro lado del mundo. El Año Nuevo Lunar.
Y con esto presente, quisiera traer a mi memoria lo que significó para mi la fortuna de haber presenciado una de las fiestas más maravillosas y llenas de misticismo que pueda haber: el Año Nuevo Chino.
Feliz Año Nuevo, Chino!
China celebra hoy 5 de febrero la llegada del Año del Cerdo o del Jabalí, acontecimiento que mueve a 1.386 miles de millones de habitantes. De lejos, es el éxodo masivo más impactante del mundo, que los lleva a regresar a sus casas situadas en las zonas rurales del país. Y desde hoy se inician el Festival de la Primavera, hasta el 15 de febrero.
Mucho se habla sobre el "Milagro Chino" y el acelerado crecimiento de las ciudades en los últimos 30 años, en particular Shanghai (considerada la capital financiera del país y que tiene 24 millones); de Chongqing (que fue creada en 1997 y hoy tiene 30 millones de habitantes); y de Beijing, la capital, que "sólo" tiene 21 millones.
Esto es sólo a manera de referencia, para entender la magnitud que significa la "migración a la inversa" que hay a propósito del Año Nuevo. De esa población que se ha hecho cada vez más urbana, con mayores ingresos y con un estatus más alto; pero que regresa cada año a reencontrarse con sus parientes de los pueblos perdidos, de esa China profunda que aún no sale de la memoria de Mao Zedong y vive todavía recordando la -terrible- Revolución Cultural.
Pasajeros en la estación de trenes de Hangzhou - Fuente: theguardian.com |
Si hay algo que caracterice la esencia china es el apego a las tradiciones. Los chinos respetan y veneran, más que al dinero (que es mucho decir) esas creencias originales de las que no quieren despegarse aún siendo cada vez desarrollados -económicamente hablando.
Cada amuleto, cada símbolo, cada color, cada señal que trae el Año Nuevo tiene un sentido absoluto. Más allá del animal al que se venere año tras año, los elementos que hacen parte de su celebración familiar son únicos y permanentes. Son como una "marca registrada" que sale cada año a avisar que es hora de volver a casa.
Avisos tradicionales que se ponen en todas las puertas (Ni idea que dicen, pero deben ser buenos) |
El rojo es imperativo en la ropa, en los adornos de las casas, edificios, oficinas públicas: las lamparitas que aquí reconocemos como las propias de "restaurante chino de barrio", es la decoración infaltable en todos los lugares. Las luces, en general, están en todas partes, porque para los chinos es una forma de ahuyentar los malos espíritus.
Foto tomada en el pueblo de Wuzhen, durante Año Nuevo de 2012 - Archivo particular |
Fotos tomadas desde una terraza en la zona del Bund, en Shanghai. 23.01.12 - Archivo particular |
Las fotos, claramente, no le hacen justicia al espectáculo que realmente es, (perdón por la calidad, era 2012). Ese es un evento en el que puede pasar una hora o más, y los fuegos pirotécnicos no paran; a cuál más brillante y más bello.
En todas las ciudades hay pólvora estallando sin cesar. Los chinos pueden seguir toda la semana que dura la celebración del Año Nuevo, y no se cansan de "totear" cosas, sólo para ver cómo echa fuego y hace el ruido suficiente para "espantar a los demonios" de sus casas.
Pero si uno es Occidental, llega un momento en donde no soporta más el "tiroteo" de totes y ya deja de parecerle bonito el fuego pirotécnico de los vecinos chinos, para ser realmente insufrible.
El desastre que quedó en inmediaciones de mi casa del Año Nuevo Chino de 2012 - Archivo particular |
Recién llegada a China en 2012, me recibió el Año del Dragón. En las creencias de los chinos, ese era un año muy potente dentro de su esquema de creencias por la simbología que representa ese animal fantástico: poder, fuerza y buena fortuna. Cuando entendí la verdadera dimensión de la pasión de los chinos por esta imagen mítica y la pirotecnia fue en un viaje que hicimos a Wuzhen, un pueblo absolutamente fantástico, en esos mismos días de la celebración del Año Nuevo del Dragón.
En la noche en la que nos quedamos allá, desde las 12:00 am hasta las 2:00 am, no dejó de estallar pólvora. Obviamente, no había forma de dormir con ese ruido. Y en lo que yo no dejaba de pensar durante ese desvelo era en una idea espantosa, que fue inevitable asociar con algo conocido. Y es que ese debía ser el mismo ruido amenazante que debían sufrir los habitantes de pueblos atacados por los actores alzados en armas en Colombia. Hago este símil, por horroroso que suene, sólo para darles una idea del agobio que puede producir la celebración de un Año Nuevo en China.
Pero, por contraste, les quiero mostrar lo verdaderamente fantástico que pasó en la mañana siguiente:
Estando en Wuzhen, muy a las 7:00 am, un grupo de no menos 20 jóvenes, hizo una comparsa con el dragón, el dueño del nuevo año. La coreografía era sencilla, pero estuvo siempre bajo lo que hacía la cabeza del grupo, que tenía el peso enorme de llevar al mítico animal por todas partes para, en efecto, espantar los espíritus.
Fue realmente increíble, porque en ese momento los únicos Occidentales éramos nosotros; y, por tanto, no era un show para los Westerners, sino para los locales que madrugaban a participar en la danza del dragón. Simplemente sorprendente. Lo recuerdo como si hubiera sido el pasado fin de semana, así de vívido.
Lámparas de dragón y ave fénix, instaladas en la entrada al pueblo de Wuzhen - Archivo particular |
Otro de los símbolos supremos de los chinos es la unión del dragón con el ave fénix. Es considerada como la pareja celestial: el dragon es el "yang", la energía masculina; mientras que el fénix es el "yin", la energía femenina; y se complementan entre sí para crear un equilibrio yin-yang para cosechar la felicidad matrimonial exitosa.
Esta pareja celestial es el símbolo del amor eterno y estar juntos es el símbolo supremo de la felicidad conyugal. Simboliza que el hombre y el cónyuge se mantendrán juntos durante todo el tiempo, y que el amor y la pasión durarán hasta el final.
Presencia y plata
Aparte de los símbolos y sus tradiciones, para los chinos no hay nada más importante que el dinero. Es prácticamente el "dios" del que son devotos. Justamente, ese ética del trabajo china es básicamente porque a lo único que aspiran es a ser millonarios.
Por tanto, en el infaltable surtido de creencias está el Hongbao, el sobrecito rojo para el dinero de regalo para desear la abundancia y prosperidad de parientes y colaboradores.
Un Hongbao, para poner los billetes uno sobre otro. |
Los montos no son como cualquier billetico de $20.000 COP, que uno daría aquí. Para que se hagan una idea, a las colaboradoras del hogar, las benditas Ayi, era tradición darles el equivalente de un mes de trabajo. En billetes de 100 yuanes (aproximadamente $46.000 COP), uno sobre otro. O si no, no volvía después de las vacaciones del Año Nuevo Chino y le dejaba la casa sin arreglar.
Pero debo decir, a manera de cierre, que una de las cosas que me dejó una grata recordación es esta devoción por los símbolos, los buenos augurios y el reconectarse con lo esencial. Creo que sobre eso hay que intentar conocer a los chinos. Y que si tienen la oportunidad de presenciar en vivo a un país tan vibrante como China en sus celebraciones de Año Nuevo, vale la pena. Así sea por ver los fuegos pirotécnicos y recibir su Hongbao.
Aprovecho para incluir un mensaje especial para ustedes:
¡新年快乐!
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