domingo, 30 de septiembre de 2018

EL PODER DE LA CHANCLETA

En las últimas semanas, media Colombia estaba estupefacta ante la noticia de dos niñas de 16 años que habían desaparecido en circunstancias muy extrañas. Las dos, llamadas Laura, tejieron todo un plan para escaparse de sus casas y con eso mantener en vilo a sus familias, la Policía Nacional y a los ciudadanos que estuvimos aterrados mientras esto sucedía.

No sé si se me permita hablar sobre el caso de las niñas Lauras, su desaparición y el *feliz* desenlace de la historia. Pero igual, lo voy a hacer, así no sea mamá (que se supone es el único título que le permite a uno hablar con propiedad sobre las niñas, niños y adolescentes).

Las niñas Lauras - Créditos LaFm.com (https://goo.gl/images/7q7Faf)

En las redes sociales había toda clase de comentarios: hay unos muy chistosos, que proclaman "el poder de la chancleta" y el castigo ejemplarizante hacia estas dos niñas por su falta de inteligencia y desconsideración hacia sus padres y autoridades; otros que ponen en tela de juicio lo que puede estar pasando al interior de sus casas, en donde se insinúa que puede haber algún tipo de maltrato o abuso; y  otros, que defienden a cómo dé lugar la libertad de expresión de las niñas y de cómo sus padres deben acercarse con amor y comprensión ante lo que hicieron.

Metida en "camisa de 11 varas", diré lo siguiente:

Todos aquí pasamos por esa absurda etapa que es la adolescencia. Todos hicimos embarradas; le hablamos mal a los papás (o personas mayores); nos emborrachamos; arriesgamos las calificaciones en el colegio; nos levantamos en contra de la autoridad. Todos fuimos "teens anarquistas" a nuestra manera, más o menos grave.

A mi, en lo particular, sí me dieron chancleta. Y no se me olvida. Y SÍ: me sirvió. Que el castigo físico está sobrevalorado, sin duda. Pero como yo creo (y mucha gente también lo piensa para sí misma), una chancleta dada a tiempo es efectiva, porque NUNCA se olvida. No por eso, tengo resentimientos hacia mis papás ni creo que hayan abusado de mi en ningún sentido (un saludo a mi mamá, si me estás leyendo!)

Al que lo niegue, le va un chancletazo


*****

OJO: no estoy haciendo una apología del abuso físico a niñas, niños y adolescentes. Para mi ese tema en particular es muy delicado, y no se puede minimizar ni caricaturizar. 

De hecho, frente a los casos presuntos o explícitos de abuso físico, sexual o emocional que puedan sufrir las niñas, niños y adolescentes, hay muchas instituciones públicas y privadas que pueden atender sus casos; y hacer un proceso de restitución de derechos, para que no sigan exponiéndose a ese ambiente hostil. Es decir, hay canales de atención que pueden atender estos casos, sin que la solución sea escaparse a Guatapé (Antioquia), porque sí.

Pero con respecto a las niñas Lauras -y en general a los adolescentes insufribles- es que es muy diferente lo que nos tocó a los nacidos en los '70 y en los '80: no había acceso a la información y no había tantos estímulos externos tan agresivos. 

Que en 2018 haya una cadena de WhatsApp en Japón denominada Momo a la que uno acceda para que le den órdenes macabras y lo inciten a volarse de la casa, para asustar a sus familiares y movilizar a la fuerza pública, no tiene perdón.

El pasado jueves oí a la mamá de una de las niñas en Blu Radio y aún estaba muy nerviosa, a pesar que ya había hablado con su hija. Pude imaginarme la angustia indescriptible que puede sentir una persona cuando no tiene ni la más mínima idea qué pasa y se imagina el peor escenario posible, para darse una mínima respuesta a la incertidumbre.

Entonces yo me pregunto: ¿ante esa absurda y terrorífica misión de esta niñas, qué hay que hacer? ¿Una charla motivacional es suficiente? ¿Un "mi vida, qué más te hace falta en la vida para que te largues 300 kms, y me dejes con esta desesperación tan hp"? ¿El amor y la atención que no te hemos dado tus familiares y amigos, lo vas a encontrar en una cadena de WhatsApp?

Yo no pretendo sugerirle a los papás cómo educar a sus niños (ni siquiera puedo hacerlo con mis sobrinos), pero sí hacer un replanteamiento de qué tan efectiva es la metodología de la charla motivacional y la alta tolerancia ante la "libre personalidad" de unos niños que tienen un acceso súper amplio y sin restricciones de información; y que con eso son capaces de dominar a sus papás, y hasta de poner a la fuerza pública a buscarlas.

Como dice mi hermana Valeria: no pensemos en qué mundo le estamos dejando a nuestros hijos; sino qué hijos le estamos dejando a este mundo.

domingo, 16 de septiembre de 2018

REGALOS DE AMOR Y AMISTAD: UNA MAGLIA ROSA Y TRANQUILIDAD

Mientras escribo estas líneas, debe haber un sinnúmero de parejas que este fin de semana celebran una de las fechas más apetecidas en el calendario: el Día del Amor y la Amistad -que es, algo así, como un remedo del San Valentín gringo, pero a la usanza criolla. Con el impulso del comercio, se expande la venta de rosas tipo exportación, promociones de vino y chocolates, invitaciones a cenas, juguetes para el deseo; y, como no, una celebración íntima en una suite en un hotel de lujo -si es de los que puede gastar champaña y spa- o una suite en un motel con cama vibratoria en forma de corazón (eso me han contado, no me consta), espumante barato y jacuzzi incorporado. Todas las opciones son tentadoras, cuando se quiere.

Difícil decisión para el Día del Amor y la Amistad
Esto es motivo de recelo, algo de antipatía y hasta un poco de envidia para quienes estamos solteros: parece que más bien nos cagó una paloma en vez de ser flechados por Cupido. Conforme llega septiembre, nos vamos dando cuenta que estos planes no están hechos para nosotros. No porque no queramos, sino porque lastimosamente no hay con quién (como decimos ya con cierta resignación) celebrar un Amor y Amistad en un jacuzzi con pétalos de rosa, brindando con espumante del supermercado D1 y listos para las artes amatorias.


Soltero, sin compromiso

Aquí quiero hacer una claridad: con solteros me refiero a los que estamos en esa fase voluntaria en la asumimos la pérdida de ese otro que fue significativo en algún momento y empezamos el "reencuentro" con nosotros mismos; ya más aplomados le apostamos a la reincidencia (es decir, queremos una nueva pareja); ya hemos afinado mejor el ojo y la puntería, por lo que no nos sirve cualquier persona (no sé a ustedes; pero por lo menos no a mi).

Los que llevamos algún tiempo solteros ya hemos pasado por distintas etapas: el aislamiento puro y duro; la de entrar al ruedo de las redes de búsqueda de pareja -verbigracia, el inservible Tinder (lamento insistir: sí es inservible); la de la fiesta y la sociabilidad intensa; encontrar una que otra persona random para pasar el "desparche" (ese tiempo muerto y aburrido, donde uno no se halla). Hasta que nos cansamos de esa agotadora dinámica, por fin logramos cierta claridad en la cabeza y en el corazón y le decimos al Universo: gimme some lovin'!

Me ha sorprendido la cantidad de personas que hemos llegado a esa conclusión, a la de querer un amor de verdad, y ahora apelamos a lo que en inglés se le dice "Back to Basics": regresar a lo orgánico, al verse en vivo y en directo, al delicioso coqueteo de frente y a la atracción, como ocurría antes de la vida moderna. A lo básico -pero no lo simple- en el acercamiento entre dos personas que quieren enamorarse de nuevo. En lo que el escritor Julio Cortázar sugería como "el encuentro de dos soledades".

El (literal y metafóricamente) enorme escritor franco-argentino Julio Cortázar


La magia de la "Maglia Rosa"

Ese reincidir en el amor que muchos queremos también implica que tendremos que pedalear de nuevo por una nueva relación, tal como hicimos en el pasado. No hay manera de saber si tendremos que escalar "cuesta arriba" o si será un camino fácil de recorrer y sin baches.

Esto sería algo que quisiera llamar como el "Giro d'Italia" emocional, que es el paso por las etapas en las cuales todos hemos estado:

Hemos empezado pedaleando desde abajo (bajos estándares de parejas, bajos instintos, bajas expectativas; los llamados "arrocitos en bajo"). Vamos subiendo la empinada loma (con relativas mejoras, pero todavía haciendo un tremendo esfuerzo para darle a relaciones que todavía no ven ninguna meta). Hasta que, con un esfuerzo casi sobrehumano, logramos coronar, alzamos los brazos victoriosos y subimos al podio, para finalmente vestirnos con la mágica "Maglia Rosa" del amortt.


Rota este"NairoMan" de la suerte, para que nunca pierdas la "Maglia Rosa" y el amortt
(Mayo de 2017 - Foto: AFP)

Lo innegociable

En una entrada anterior ya había expuesto los bemoles de estar soltero y lo que implica esto en los tiempos que corren. Pero a propósito del Día del Amor y Amistad he encontrado nuevas e interesantes reflexiones, que no necesariamente tienen que ver con la premura de conseguir pareja y buscar compañía a como dé lugar, para compartir una noche loca:

Sin ánimo de caer en lugares comunes, y pecar por parecerse a Walter Riso o intentar ser como Paulo Coelho, creo que por encima de todas las cosas el mejor estado -mejor aún que estar enamorado- es cuando uno está tranquilo -verdaderamente tranquilo. (No como cuando uno dice "estoy fresco, súper relajado", y en realidad se está sintiendo como un c...).

Con tranquilo me refiero a, por ejemplo, cuando uno puede dormir la noche completa sin sobresaltos, ni angustia ni llanto en la mitad de la noche; a cuando uno está en cualquier sitio (en una fiesta, en el banco, en un trancón) sin ese "raye" que tiene en la cabeza y el dolorcito en el corazón; en donde sabe que puede -y quiere- estar solo, verdaderamente relajado. Esa es la gran ganancia; de hecho, ese es lo mejor que le puede pasar a uno, lejos.

Aunque suene fácil, no es una conclusión sencilla. De hecho, me sorprendí a mi misma cuando le dije esto a una persona que conocí recientemente que se acaba de separar. Con cierta claridad que ahora tengo, me atreví a darle consejos de cómo sobrellevar esa lucha personal:  si no quiere salir, no salga, no se meta en rollos con personas que no corresponden; si se quiere quedar con su perro en la casa, fresco; no evite sentir dolor y confusión, son inevitables; entréguese a lo que realmente le gusta (sin destruirse ni dañar a otros). Y, por encima de todas las cosas: no se mienta a sí mismo y busque su tranquilidad.

Si puedo esbozar una moraleja, sería la siguiente:

Sea cual sea su momento en la vida, busque la tranquilidad por encima de todas las cosas. En lo particular, si hay algo en lo que tengo absoluta certeza, es que mi tranquilidad es innegociable y no la pongo a riesgo por nadie ni por nada.
(Lo invito a que haga lo mismo. Después me da las gracias por el consejo).

Y bueno, el Día del Amor y Amistad también puede servir para saber que antes de entregarse al amor, hay que encontrar la tranquilidad propia. Puedo asegurar que la cama en forma de corazón resiste más un encuentro de dos personas que llegaron a la cumbre para ponerse la "Maglia Rosa" y dedicarse a las mieles del amortt. 











TRAMITOMANÍA PANDÉMICA

En su libro de ensayo, “Pa que se acabe la vaina” (Planeta, 2021), William Ospina hace un retrato fiel y, a la vez, un tanto agobiante del E...